lunes, 11 de junio de 2012

La herencia 2


Yo estaba bastante nervioso, pero ya había quedado con Switch para recibir mi morbo-herencia. Nos habíamos citado bajo el puente de Juan Bravo, pero Switch que es perverso no había llevado mi regalo al lugar de reunión. 
- Había pensado en ir a casa y enseñarte la ropa y los juguetes bien.
Lo dijo con la misma cara que pongo yo cuando se me ocurren cosas morbosas. Y se me puso automáticamente esa cara porque me apetecía un rato de probarse ropa de ese tipo frente al dueño original.

Cuando anduvimos hacía su casa me pregunté porque me había nombrado a mí su morbo-heredero en vez de cualquiera de sus amigos morbosos (de su antigua vida, según él). La verdad es que Switch en persona parecía alguien inofensivo y fácil de tratar, fue como estar con cualquiera de mis amigos, con toda tranquilidad.

Switch en persona es mucho más guapo que en las fotos que me mandó por messenger. Tiene 38 años, pero no esos 38 años en los que dices que está bien para su edad, era un guapo de arriba abajo. Me pregunto si podré llegar a su edad con los dientes tan blancos y el cuerpo tan estilizado y terso. Y no daba la impresión de tener un alijo de cuero en su armario, parecía más bien un dependiente de boutique cara, supongo que me esperaba otra cosa, me sorprendí al ver que mis prejuicios eran una tontería y eso me encantó.

Me había enseñado algunas cosas por internet. Pero en su casa, en persona me volví a alucinar con todo como si lo viera de nuevo. No me podía creer que de golpe y porrazo tuviera el vestidor de un morboso consumado en mi poder. Y no me dio ningún reparo que un chico como Switch hubiera llevado aquella ropa, incluso la interior, la consideraba mía ya! No había lefazos visibles, al menos.

Por desgracia los 5 cm de altura que nos diferencia son cruciales, y las botas no tienen ninguna posibilidad de valerme, demasiado grandes, casi lloro! Y en general todo me está más o menos grande. 

Estuvimos una hora probándonos cosas como dos niñas en una fiesta de pijamas, la verdad es que a pesar de la ropa no se creó una atmósfera morbosa en absoluto, al principio, después... sí. Fue cuando me puse unos pantalones de plástico (que sí se me ajustaban) con una camiseta a juego de manga corta, Switch se levantó del sillón vestido de cuero, me cogió y pasó sus manos por mi curvada lumbar y luego por mi curvilíneo culo. Él estaba mirando un espejo detrás, miré yo y Switch estaba distinto, ya no parecía un dependiente de boutique, ahora era de esos que van a discotecas de código fetichista y se desenvuelve como pez en el agua en ellas, esa dualidad le hacía más sexy.

Yo con aquel traje de goma negro también lo parecía, con la mano de Switch en mi culo y con su cara muy cerca de la mía, estar en una habitación resultó un poco fuera de lugar. Nunca había valorado el cuero como algo más que pura estética visual, pero al estar embutido en goma y notar el cuero de Switch contra mí... sentí algo. Y no estoy seguro de que me gustara, o más bien... a pesar de estar seguro de que me gustó, no me gustó que me gustara.

Switch me besó, y no sé como cojones supo cómo hacerlo, porque lo hizo como siempre he deseado que lo hicieran. Con lo que podéis imaginaros que no me eché para atrás en plan Matrix (y eso que iba vestido muy a corde, jeje).

Nos empezamos a besar en la cama. 

- Leo, cuida de mi ropa, espero volver a verte. 
- A penas nada es de mi talla...  
- Esto que llevas te queda que ni pintado. Haz lo que quieras con lo demás, pero deberías quedarte con el traje de goma. 

No hubo más que besos, creo que Switch siente algo conmigo, pero a pesar de los besos, no es morbo ni nada de eso, más bien me ve como un hermano pequeño, o un sucesor, o yo diría que un reflejo, algo a lo que tratar con cariño pero que no le motiva nada más.

Yo estaba cachondísimo, había estado una hora vistiéndome y desvistiéndome delante de alguien y ese alguien delante de mí. Y a mí con eso me basta y me sobra para ponerme.

Nos pajeamos frente al espejo, con la vergüenza que me da hacerlo delante de alguien... Switch me abrazó después como si no nos fuéramos a volver a ver más.

- Llévate todo, regala lo que no te guste o véndelo, llevas más de mil euros en esa caja - me dijo cuando salimos a la calle hacía mi casa.  
- ¿Por qué no lo vendes tú? - me parecía lo más lógico. 
- Mi marido es rico.

3 comentarios:

Leñador dijo...

Igual al leñador le vale algo de esa herencia...

OseteGaleno dijo...

Ummmm en breves voy por Madrid, si hay algo de la morbo-herencia que no quieras... avísame.
Espero que las botas no te viniesen por grandes (tengo... bastante pie jeje)
Un morbo-abrazo!

El amigo marica de Dark Knight dijo...

Yo también quiero ropa morbosa que no te sirva... :)

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...