lunes, 9 de septiembre de 2013

Desnudos y empapados (parte 1)


- Tengo que ir a otro sitio - le dije a mi amiga cuando di por finalizada nuestra típica conversación monotema sobre su "insensible, machista, poco detallista" novio. No es que yo pasara de ella, pero después de pasar por el bucle 4 veces aquella tarde, ambos necesitábamos un poco de silencio.

Era jueves, le mentí a mi amiga porque no tenía ningún otro sitio a dónde ir en realidad. Quizás podría ir al gimnasio antes de que cerrara, hacer un poco de pesas y darme una saunita. 

Saunita... saunita... saunita... saunita... saunita... saunita...

Estaba en Chueca, y en Facebook lo ponía muy claro, había una Naked Party en la Sauna Premium. Quizás allí podría hacer un poco de cardio y sauna o viceversa o a la vez. Total el gimnasio me pillaba más lejos, así que decidí acabar con la mentira que le había contado a mi amiga y hacer realidad lo de "tengo que ir a otro sitio".

- Hola, ¿qué haces? - dijo un amigo cuando respondí a su llamada de teléfono.
- No te voy a mentir... creo que me voy a una sauna nudista.
- ¿Es que no lo son todas? - preguntó.
- Hoy en esta no se lleva toalla, todo al aire.
- ¿Puedo ir?
- ..... Me da corte.

Es una amistad rara, no nos vemos mucho, no hablamos mucho... pero nos lo contamos todo y siempre estamos de acuerdo. Tampoco salimos mucho juntos, pero dado que con mis amigos está claro que no se puede contar para saunas o fiestas morbosas... este amiguito era y es una buena alternativa.

- Venga, vale, te espero en la parada de Metro de Ópera - me decidí.

Los nervios de verme en aquella Naked Party se multiplicaron mucho al invitar a ese chico a venirse conmigo. Y es una sensación desagradable en la tripa pero agradable en la cabeza, pasar vergüenza por tonterías me gusta, siempre y cuando a pesar de los sonrojos y los tembleques me atreva a tirarme a la piscina desnudo.

Cuando llegamos no había tanta gente, las vacaciones, supongo. Pero había suficiente para que el rollito de ir desnudo tuviera un sentido exhibicionista y vergonzoso para mí. 



Tener una toalla, una simple toalla, por muy pequeña que sea, es algo que cuando estás desnudo en público se echa de menos, a mí se me olvidó hasta cómo se anda, no sabía que hacer con las manos... y entendí aquello como la mejor estrategia de un lugar de cruising para que la gente se pusiera manos a la obra. Porque... a caso no se justificaría aquella desnudez teniendo sexo? Había ido más que nada a estar desnudo, pero enseguida me apeteció tener algo entre manos.

Se me hacía todo tan raro y estimulante... hasta hacer pis era raro sin tener que sujetar la cinturilla de los calzoncillos o tener que guardarse el paquete al terminar. Era raro, rarísimo, y yo quería más situaciones. La sauna me pareció algo más oscura que de costumbre, pero no tanto como para que eso me hiciera sentir menos desnudo, pero sí un poco más tranquilo. Mi amigo parecía menos nervioso, no sé si fingía o es que el nudismo no le provoca ninguna sensación en especial.

Lo mejor para mí fueron las saunas en sí, la de vapor y la de calor, en esos espacios sí que era morboso, razonable y sobretodo cómodo la premisa de ir sin toalla, y en mi interior agradecí que alguien hubiera tenido la idea de "obligarnos" a ir sin toalla, esa falta de libertad para decidir a veces nos hace más libres, a mí aquella tarde desde luego. 
- No, es que me obligan... - decía yo pícaramente, como si no estuviera cómodo aquella norma, viéndome nadie se creía que no lo estuviera disfrutando o estuviera pasando vergüenza, pero la estaba pasando, un poco.
- Yo no sabía que hoy había que ir desnudo... qué corte!! - les decía a los que nos hablaron en el jacuzzi. - Pero sobreviviré, soy muy flexible y además siempre cumplo las reglas.
- Y las órdenes? - dijo un treintañero a mi lado.
- Sólo si son en mi propio beneficio - dije.
- Cómo lo de ir sin un estorbo de toalla por una sauna - dijo mi amigo saliendo rápidamente del jacuzzi y yéndose al cuarto oscuro.
¿Hola? Me he quedado solo de repente, ah no, el treintañero está a mi lado y me toca el muslo y la ingle y ahí se queda esperando a ver que hago yo con las manos.

- ¿Nos besamos en una cabina con peli porno? - le dije.

Y eso hicimos, me daba algo de apuro que la cosa se pusiera intensa en algún rincón público donde mi amigo pudiera verme con las manos en la masa. En aquella cabina pasaron cosas maravillosas sin toalla, bueno mamadas maravillosas, besos bien hechos y final pajero. Una duchita y a casa, mi amigo me dijo que hizo un trío y medio en una cama grande que encontró en el cuarto oscuro.

Quizás le mande un whatsapp al treintañero sin toalla la próxima vez que necesite un poco de ejercicio y saunita.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien bien. Por fin un texto Lemorbo puro :3 Pero seguro que nadie se creyó lo de que "no sabía que había que ir desnudo", Don Lemorbo.

Prenderfast

Anónimo dijo...

Me voy el jueves a esa sauna con mi novio, a que hora fuiste que estaba no muy llena? Queremos pasar una tarde morbosa pero sin mucha gente. Me encantaría saludarte allí. :=)

Pitito dijo...

Sí, un relato del LeMorbo clásico. Me encantaría ir a esa fiesta, pon la direccion exacta, me gustaría un poco de nudismo entre hombres en la oscuridad.

Prenderfast dijo...

Es el "jueves sin ropa" de la sauna Premium.
Costanilla de los Ángeles, 5
Entrada por Priora, 2
Madrid
http://www.premiumsauna.com/

Prender

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...