sábado, 25 de enero de 2014

Barber fucker


Qué variedad de fetiches hay en el mundo. Mi generación ha crecido oyendo, viendo y creando toda clase de "desviaciones" del sexo, absolutamente cualquier cosa puede surgir una vez que uno se da el lujo de sentir placer sexual más allá de lo "natural".

Y prestando atención al morbo uno se encuentra un montón de cosas que activan la imaginación y el resorte de la polla. Hace unos meses conocí en Facebook a uno que le molaba rapar cabezas y cejas, así, en resumen. Una vez en 2012 me atreví a afeitarme la cabeza, pero no fue en plan fetiche, más bien fue una especie de rebeldía contra mi preocupación por la alopecia y básicamente por mi gusto de sorprenderme a mí mismo, pero no me dio morbo como tal.

No sé si llegué a entender el fetiche como mi ciberamigo, pero sí empecé a dejarme llevar, aunque a mi manera, más por la incertidumbre de dejar que te dejen calvo, y no por pasar vergüenza, si no por superarla, ya sabéis mi relación amor-odio con el pudor.

La ley de la atracción funciona, tras días chateando con el fetichista del pelo y pensando que una sesión de peluquería extrema y  dejar mi peinado en manos de un cachondo sería una buena historia, la ley de la atracción me puso en contacto con lo mejorcito del mundo en este fetiche (que debe tener un nombre, a ver si alguien lo sabe), un hombre alemán, que se enamoró de mi pelo relativamente largo para exterminarlo, porque lo tenía mucho más largo que la mayoría de fetichistas del rapado, eso seguro. Iba a pasar por Madrid y sería un desperdicio no aprovechar.

Era lo mejorcito porque es de esos que todos los que comparten fetiche conoce por la red, cuando llegué a su hotel, tenía una mesa llena, pero llena, de utensilios de peluquería, modernos, clásicos y absolutamente todo era lo mejor. Hasta tenía una capa. Fue todo muy justo, yo tenía el pelo y él las máquinas y cuchillas, todo estaba destinado a salir bien.

En cuestión de minutos me dejó absolutamente calvo, esas cosas es mejor hacerlas sin pensar y no volver a pensar a no ser que sea para disfrutar de la nueva situación, habíamos planeado hacerlo despacio, disfrutando, pero le dio un aceleron, como una especie de eyaculación precoz barbera y me cambió el look en 10 minutos.

Lo mejor vino después, cuando llegó el momento de afeitarme el cuerpo entero, también fue muy rápido, con movimientos seguros y expertos, se le veía muy concentrado y a la vez se notaba que su mente estaba mandando señales a sus genitales de forma intensiva. 

Para afeitarme los genitales adoptamos una postura muy expuesta y erótica, para lo brusco que fue, tirándome de los huevos y con la cuchilla deslizándose por esas zonas tan sensibles no me hizo ni un corte y fue bastante placentero y él con esa cara de "profesional frío" que tenía, ni hablaba, me sorprendió que me excitara tanto aquella solemnidad. La crema, la brocha... y todo ese juego con las piernas abiertas, me gustó, fue curioso, y verle con esa cara de médico o algo así me la puso más dura, qué raro... 

Hasta ese momento aún no me había visto la calva, sabía que estaba fresca y suave porque la habíaa tocado, qué sensación tan rara todo.

Cuando acabó su cara de barbero serio cambió y puso cara de amante, me acarició la nueva cabeza y me besó. Me fui a la ducha a quitarme los restos de espuma y pelos, entonces vi por primera vez mi nuevo look, qué raro! 


Cuando salí barber fucker estaba dispuesto a ofrecerse para que sintiera lo que es follar calvo y lampiño. Enseguida besándonos noté que conectábamos bien, no sé si hablábamos el mismo idioma sexual o se adaptó rápidamente al mío, pero fue todo muy bien.

Se alineo todo, porque sin beso negro ni nada de nada de preparación, me metió la polla por el culo con facilidad, con cuidado, despacio, pero sin dolor ninguno, no es algo que yo elija, hay una fuerza superior y desconocida que permite el acceso a mi culo o lo deniega por completo.

En ese caso permitió el acceso perfectamente, el jueguecito con la crema de afeitar y la nueva suavidad sin pelos tendrían algo que ver. Y su polla no era nada pequeña, disfrutaba mucho con aquella suavidad, y esa follada tan fluida, estuvimos muchísimo rato follando, cambiando de postura de vez en cuando. Me corrí casi sin pajearme a penas, sólo con el mínimo roce de mi mano sobre la polla y el movimiento de Barber fucker. Él se quitó el condón y disparó un chorro de leche de lo más vigoroso. Nos quedamos abrazados, él me acariciaba la calva y yo a él su cabeza de cepillo. 

Seguí sin entender el fetiche de raparse como tal, entendía que afeitarse los huevos, la polla y el culo llevara al sexo sin remedio, eso sí yo siempre me pongo en celo cuando me cambio el peinado, porque te ves guapo, distinto y te pones, aunque calvo me veo... raro, me queda bien, pero no soy yo, aunque podría acostumbrarme si el sexo después de afeitarse todo es así de bueno!

Yo que tengo insomnio grave ese día dormí genial, follado, fresco, suave, en sábanas limpias a demás, me parecía flotar desnudo y calentito. Seguro que tuve dulces sueños.

Cuando me levanté, desayuné y me fui al trabajo sin peinarme.

viernes, 10 de enero de 2014

El Contrato


Cuánto más se tarde en cumplir un plan sexual... menos probabilidades hay de que se cumpla. Así que sin más tardanza quedé con Espartaco, mi nuevo esclavo cachas y treintañero.

Llevaba todo el día en la oficina despistado pensando en el contrato de esclavitud que quería proponer a Espartaco, no quería pasarme, pero tampoco quedarme corto y resultar naïve. Así que dejé el contrato en blanco hasta que por la tarde quedara con él y así planificar juntos.

Por desgracia Espartaco trabaja hasta bastante tarde, eso complica las cosas. Pero por suerte no habría nadie en mi casa hasta después de cenar. Me fue a buscar a la puerta del gimnasio, siempre me había hecho ilusión arrojar mi mochila a los brazos de un esclavo, a él le pilló por sorpresa pero la cogió al vuelo como una pelota de baloncesto, a mi me pilló por sorpresa que me diera las gracias por aquello. Luego me dijo que se había sentido muy humillado, aunque no creo que nadie de todos los que nos rodeaba viera ahí nada raro.
- Voy a sacar la ropa y el bañador para que no se pudran en la mochila - dijo al llegar a casa. Así me gusta, con iniciativa.
Yo me recosté rápidamente en la cama y abrí el ordenador para empezar con el contrato. Espartaco se sentó en el suelo como un indio sin que yo le dijera nada. Le dije que estaba muy bien educado.
- No, es que he sido amo y sé lo que hay que hacer, he aprendido yo solo.
Parecía una mascota.
- Quiero hacer todo lo que me mandes, absolutamente todo, me da igual el qué, pero necesito que me chantajees.
Le hice unas fotos terribles, bueno, salía fatal, haciendo el gilipollas y chúpandome el culo con cara de vicio. Se le veía avergonzado...

Me dio su móvil y me dijo que cogiera los números y los emails que quisiera, los de sus padres y hermanos, y me dijo el nombre de su mejor amigo, que según él no sabe nada de su "doble vida". No me fié a priori, aunque por mucho que sepan de su vida... no debe ser agradable ver a tu amigo o tu familiar haciendo el ridículo, oliendo ropa sucia o jugando con una Barbie desnudo contra una pared. Bueno no iba a fotografiarle todo sexy y potente como es en realidad, necesitaba algo de lo que no le apetezca presumir. 

Se supone que eso lo deberíamos haber hecho después de firmar el contrato, pero nos emocionamos y nos adelantamos.

En el contrato hay cosas muy básicas, recoger mi leonera y una mamada una vez a la semana cómo mínimo, dejarse usar como dildo humano (y vaya dildo) o poner el culo, según mi rol del momento. Y por supuesto no depilarse mientras dure el contrato, que ha venido sin un pelo, parece un delfín, qué horror. También he puesto que me tiene que chupar el culo claro. Y poco más la verdad. Al final hemos decidido que un mes está bien, y que entonces podemos renovar o hacer  otro. Aunque los dos estábamos de acuerdo en que podíamos firmar por tres meses o incluso medio año, he decidido hacerlo sólo por un mes porque parece que el contrato es muy básico para él, no sé qué límites quiere romper, no es muy claro, no lo expresa, dice que no lo sabe, pero quiere verse en una situación incontrolable, a saber... pensaré en algo este mes. 

Parece más que dispuesto a hacer cosas que no están en el contrato, de hecho espera que haya mucho más que eso, se le nota en la mirada. Pero la experiencia me dice que los esclavos se asustan con nada, y me saca de quicio que desaparezcan.

Aunque a este le tengo un poco cogido por los huevos gracias al chantaje pactado.

El sábado probaré mi nuevo dildo humano.
Vuelvo a pedir al Dios del BDSM que no me lo quite antes de tiempo.

jueves, 9 de enero de 2014

Esclavo gladiador


Luego decís que me invento cosas, pero es que me pasan unas cosas...!

Llevaba meses intentando pactar un juego divertido con un esclavo de internet, parecía encajar con mi estilo y prometía ser por lo menos una buena historia que contar, pero como tanto que acaba en paja por internet, no llegó a nada. Tenía la fantasía de usarle con un amiguito que es amo, así que cuando el esclavo desapareció de la faz de la Tierra... le confesé a mi amigamo la fantasía que se me había escapado de las manos.

Mi amigamo es otro estilo, más semejante al cliché de un amo, es bruto, desagradable y guarro. Sin ánimo de decir quién es mejor o peor, él es más estilo amo-capataz y yo más amo-príncipe :)

No creáis que un amo-príncipe no tiene su público, porque no todos los esclavos son cerdos, perros y putas. Los hay también que quieren ser eunucos serviciales de un noble caprichoso, o un soldado de la guardia que complace los deseos pasivos de su amo malcriado y tragalmohadas. Los hay.

Y eso fue lo que me regaló mi amigo el amo hace dos días, se quedaba solo esa tarde y nos fuimos a jugar a su habitación, allí estaba Espartaco, que antes había sido amo, porque creía que por ser machito y cachas es lo que tenía que hacer, es una confusión muy típica, a mí también me pasó pero al revés. Y topó con mi amigo en otra confusión típica, cómo le ponía obedecer, arrodillarse, servir y estar por debajo creyó que tenía que ser una especie de perra. 

Mi amigo y él se conocieron en internet antes de Navidad, habían quedado varias veces, pero Espartaco tenía muchos límites para lo que está acostumbrado mi amigo. Aunque he descubierto que lo parecían límites era en realidad que sus gustos no encajaban, sin más. Lo hace todo y se atreve a todo, pero no obedece a la violencia, necesita otro tipo de presión y cuando la entiendes aguanta carros y carretas.

Un contrato y un equilibrio de seguridad e inseguridad de que si cumple con los términos que hemos acordado no tiene nada que temer.

Antes he dicho que mi amigo me regaló a Espartaco, pero no estoy seguro de que esa fuera su intención primera, lo hizo después, cuando vio que nos entendíamos. Seguro que le dio mucha rabia, a mí me la hubiera dado, porque vaya cuerpazo, y vaya gesto de chulo, y qué gusto verle en esa posición tan inesperada.
- Haremos el contrato mañana después de chuparme el culo en mi habitación, tómatelo como una entrevista de trabajo con acoso sexual - le dije por whatsapp.
- Escribe lo que quieras en el contrato, me la pone dura sólo pensarlo.  
"Qué cuerpazo.... y se la pone dura... esto promete."
"Que no se eche para atrás, por favor Dios del BDSM".

Continuará...

viernes, 3 de enero de 2014

La Sala X


Me apetecía empezar el año con una experiencia morbosa nueva. Y el día anterior se me presentó en mi e-mail un valenciano que quería quedar conmigo, le di una oportunidad, pero sólo si hacíamos algo raro y que yo no hubiera probado, ni hoteles, ni saunas, ni bares.

- Pues probamos una Sala X - dijo.

Al parecer sólo hay una en todo Madrid, y es lo más vintage del mundo, es un negocio que no se moderniza y si lo hace desde luego no lo hace a la altura de la vanguardia. Es casi una cosa histórica, de hecho hay una película documental sobre el cine que visité ayer. 

El punto fuerte de aquel lugar no es ni siquiera el morbo, todo lo que leí sobre él habla de melancolía y de una clientela al borde de la extinción. El edificio y su concepto se cae a pedazos, compite con saunas y cuartos oscuros reales,  el cine x que yo vi es simplemente lo que había antes de que las saunas y los gais estuvieran permitidos en España, pero ahora ya no hace falta.

La primera peli que vi allí proyectada era Vacaciones con amigas, o algo así, en el que salían dos chicas chupándose el chochito, sobándose las tetazas y metiéndose dildos guays al borde de una piscina. Teniendo en cuenta que (me parece) que una mujer no puede entrar sola, desde luego ayer no había ninguna y que los hombres allí buscan contacto con otros hombres, me pareció súper raro aquella contradicción. Entendería también que pusieran pelis lesbianas y heteros, hay que poner de todo y me parece bien, pero es que gais no ponen ni una, es rarísimo.

A lo mejor es que algunos clientes aún necesitan que la peli les de una excusa por si Dios les está mirando que se crea que ha ido a ver mujeres desnudas y no a chupar pollas, no sé... 

Todo era muy bizarro, pero no especialmente sórdido, me pareció menos fuerte que cualquier sauna, me senté con mi acompañante en el piso de arriba, en la primera fila y en medio, alejados de los pasillos, no había brazos entre asientos, eso sí que molaba porque me podía hasta tumbar, si en vez de ver en la pantalla a una puta haciéndose un dedo y gimiendo con una voz que no era la suya, estuvieran poniendo cualquier peli normal me parecería el cine ideal, como una especie de mezcla entre ir al cine y sobarse en el sofá de casa, ya puestos a ser bizarros, daría un puntazo que pusieran pelis de Disney por ejemplo. Eso es lo que deberían hacer. Fue muy guay estar allí con los pantalones desabrochados y metiéndonos mano, besándonos... En el piso de arriba no había nadie, era todo para nosotros dos, todos paseaban y hacían sus cosas abajo.

Temí que mi ligue y yo fuéramos un reclamo como carne fresca en aquel lugar, así que cada vez que venía alguien fingíamos que allí no estaba pasando nada, o nos escondíamos entre las butacas, empecé a actuar como si de verdad estuviéramos en un cine normal y no nos pudiéramos dejar pillar en pleno acto. Le cogí el gusto a ese juego, y acabamos casi desnudos tumbados y ocultos entre las filas del gallinero. Yo con la sensación totalmente asimilada de que iba a aparecer el acomodador para denunciarnos, qué bien me lo pasé. Lo único que le pedía a los Dioses del Cine X era que no me interrumpiera nadie y me dejara follar en público pero en secreto y me concedió el deseo, vi como algunos pasaban por los laterales, pero la oscuridad no les dejaba vernos. 

Con los vaqueros y los calzoncillos colgando de un tobillo, la pierna libre en los respaldos de las butacas y el valenciano encima sin que me doliera nada, creo que gracias a mi colegueo pasivo de hacía dos días, no podía estar más a gusto. Todo lo que era bizarro antes, en ese momento me pareció romántico, si no fuera por la negra que gemía como un patito de goma en la pantalla estropeando la música sensual de los 90 que acompañaba su escena, ni por el tono porno que tenían los piropos del valenciano.

- Lo tuyo es el culo, tienes el mejor que he probado - me dijo mientras lo disfrutaba.

¿Qué pasa? Tanto empeño en ir de rebelde contra el cliché de pasivo y resulta que serlo es mi habilidad natural.

Me encanta que se corran mientras me follan porque te miran con una cara que sólo la vamos a conocer sus amantes y quizás no todos. 

Nos vestimos y nos fuimos a cenar. No sé si volveré a ese cine, ni siquiera sé si tendré la oportunidad antes de que se desplome sobre sí mismo o se convierta en un Carrefour. Yo lo aconsejo, al menos sirve para hacer sexarquelogía y comprender el mundo gay de nuestros padres antes del 2000.

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