miércoles, 23 de abril de 2014

Mearse en los muebles


Hoy os voy a contar una de esas historias que sólo los sexpertos en guarreo conocen. Todos conocemos el fetiche del pis, está más que asimilado. Lo que yo no sabía era que había gente a la que no le molaba especialmente que le meen o ver mear, sino mear y que otro chico se mee por sus muebles, paredes, cajones...

Eso tenía que investigarlo, no podía dejar pasar la oportunidad, aunque temí meterme en la boca del lobo con un desequilibrado, la sensación típica de cualquier cita a ciegas pero multiplicada por cien por ese detallito de loco.

Antes de que viniera a buscarme fui a casa a ponerme unas zapatillas que ya no me gustaran, por si el pis. Entramos en su casa, con la única condición de no mear en la habitación, sólo en el salón, la cocina y el pasillo y teniendo cuidado con los enchufes y la tele... 

El chico, de 30 años, no parecía un loco, hablando un poco con él entendí que aunque su fetiche era poco común, él era perfectamente normal, aunque cuando vi la banderita de España con la gallina negra me quedé un poco en shock.... hasta que me explicó que esa era la casa de sus abuelos... entonces encajé algunas piezas ¿sería venganza postmortem? No pregunté, preferí pensar que todo era más sencillo de lo que parecía.

Todos los detalles eran raros, pero él era muy majo e inofensivo, ni siquiera me parecía un vicioso, ni estaba demasiado interesado en el sexo guarro, sólo en mear por los muebles. Ni siquiera nos desnudamos ni nos bajamos los pantalones, él decía que yo podía hacerlo pero él prefería mear con los pantalones puestos porque le molaba más así.

- ¿Dónde quieres que mee? - me preguntó.
- En la pared encima del sofá.

Se subió al sofá y empezó a mear en la pared. Me animé, me la saqué y empecé a mear en el sofá de piel. Jajaja, qué fuerte, estaba meando en un sofá!

Fuimos meando a rachas, para que todo durara más y marcar más territorios. Me fui al pasillo y eché chorros por el aparador que allí había. No creo que fuera yo el primero en profanar aquella casa con mi pis, pero nada estaba muy sucio, algo polvoriento y abandonado, pero no maltratado de la manera que esperaba cuando este chico me planteo su fetiche.

Me bebí una cerveza, con el asco que me dan, pero lo hice en pos de seguir meando.

- ¿Te mola que se meen encima de ti o mear encima de gente? - le pregunté.
- Me da igual
- O sea que sí... - y le amenacé apuntando hacía él que estaba sentado en el sofá.
- El próximo día cuando me traiga ropa de recambio.

Fue a la cocina a por otra cerveza y le sugerí mear en el frigorífico que solo tenia cerveza y Fanta. Y va y lo hace... 

Él estaba cachondísimo, le manoseé la polla y cuando se corrió por mi mano con un movimiento brusco lancé toda la lefa contra la pared de la banderita franquista. 

El suelo estaba lleno de meados transparentes. pero lleno lleno, es increíble todo lo que pueden mear dos chicos bebiendo cerveza. Más de lo que creía... porque cuando me fui a mi casa dejando todo el marrón al otro, estaba a 3 paradas de Metro de mi casa en las que sufrí muchísimo, no me di cuenta de que aún tenía cerveza que iba a salir... casi me meo encima!!

No me ha gustado especialmente este fetiche, tiene su gracia así de repente, pero... nah, si el chico no fuera tan mono, tan viril y tan simpático me hubiera aburrido. Sin embargo ya puedo decir que he meado sin restricción por una casa y es guay la sensación de mearse en las reglas.

Si lo hacéis tened el permiso al dueño de la casa, no seáis mal educados.


sábado, 12 de abril de 2014

Dónde hay confianza da asco

Siento muchísimo no escribir más a menudo pero sobretodo ir dejando historias a medias, así que voy a intentar solucionarlo estos días, que me apetece mucho actualizar el blog, porque algunas de las historias tienen desenlace.

Compi tuvo su feliz sexo anal, pero ahora le pasa algo incontrolable, para "enfrentar" su miedo al compromiso ahora se pasa el día ligando por todas las redes sociales, pero luego se siente mal porque teme romper la relación con su oso, sin embargo la relación que tienen es la que "fuerza" a Compi a ligar de forma compulsiva. Es algo raro, pero muy habitual, seguro que muchos le entendéis. 

Esta Semana Santa van a follar por primera vez en casa de Compi, que se queda solo, y van a hacer un evento de ello. Lo que me ha sorprendido, y lo digo sin juzgar en absoluto y sin ánimo de delatar malos comportamientos, es que a la fiesta se unirán tres componentes más, popper, coca, y nosequé más (unas siglas, ghb o algo así). Desde luego por cómo lo ha dicho sonaba muy divertido, pero se ha roto la imagen romántica que tenía de ellos dos, al menos estéticamente, pero el romanticismo no tiene normas fijas, se casarán?

Aunque en realidad no sé de dónde he sacado esa idea, sabía que su estilo de sexo era algo guarrillo, y hace unos días Compi me dijo que mientras follan, el oso le pide que se pedorree (qué duro ha sido de escribir) y él lo hace, sorprendentemente sin rechistar, ni siquiera parece que le resulte raro. Lo cual es genial, pero no es romántico, o sí... yo que sé, jaja. Todo unido a que Compi se pasa el día enganchado a Grindr... me parece que de hecho no va a haber boda.

Me interesé por el tema de los pedos, no podía evitar sentir curiosidad por ese "nuevo" tema, se nota que estamos cogiendo confianza, demasiada confianza.

- Nunca lo había hecho con un chico, ni había pensado en hacerlo, aunque se me da muy bien - me contestó Compi.

La verdad es que sospecho que habiendo drogas de por medio es más fácil proponer y aceptar esas cosas... o estar muy salido, para decirle al que te estás follando "pedorreate"... Y sabéis por qué no lo juzgo?? porque no tengo ni idea de cómo hacerlo, jaja, escapa a mi control sobre el morbo. El oso va de dominante, lo cual estropea un poco el cliché de recibir pedos de otro.

- No te da corte hacerlo - dije con una cara un poco retorcida.
- Prrrrrrrrr - dijo su culo.

No me gustó nada que hiciera eso... me encanta conocer a las personas y recibir y dar confianza, pero la elegancia se ha ido a la mierda ya, y la echo de menos! Se ha pasado.

Salí de allí enfadado pero sentí cierto orgullo, los juegos de prendas que me gustan, Atrevimiento o Castigo y todo eso... me hacen valorar el descaro de Compi, aunque no es un atrevimiento que me haga gracia, ni incluiría en mis juegos. Y esa cerrazón me da rabia, con lo que me veo dentro de unos meses desarrollando un fetiche sobre tirarme pedos... jaja. 

- Lo siento, soy un puto cerdo - dijo Compi cuando volví al despacho.
- No vuelvas a hacerlo a no ser que te esté follando.

Lo que hoy habéis conocido sobre Compi a lo mejor no es sorprende mucho, pero pedos, drogas y la obsesión por Grindr os chocaría si vierais su aspecto educado y su forma de comportarse. No creo que sea una fachada falsa, sino una faceta real que convive con un patio trasero algo más sucio y ventoso.

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