martes, 24 de junio de 2014

Juguemos a que te obedezco un rato

¿Por qué privarme de un polvo de calidad sólo por no querer colgarme la etiqueta de "perra"? Me colgué la etiqueta para ver qué pasaba.

- Sí, amo, con una condición, que no me haga daño cuando me folle - escribí en el whatsapp asqueado por estar fingiendo ser sumiso a cambio de buen sexo.

- Si la perrita se porta bien, el amo se porta mejor - contestó el pibón que me iba a follar esa tarde.

Cuando iba en mi bici con el tanga bajo los pantalones hacía la casa del "Amo", me salía una sonrisilla, ¿cómo no me iba a hacer gracia aquel paripé? La conversación que tuve por Skype con el Amo me favorecía por todas partes, y en una especie de intuición femenina me di cuenta de que era más fácil conseguir mi objetivo diciendo cuatro clichés de perra.

El chico parecía algo inaccesible para un chico no sumiso, pero las palabras mágicas me abrieron las puertas. Daba por hecho que en la sesión comería mucha más polla que de costumbre, pero bueno, a veces hay que hacer un esfuerzo por mantener arriba a nuestros compis sexuales, en una doma o en una follada normal, no me parecía tan injusto. Y mi única obsesión era ver encima de mí a ese muchachote disfrutándome y disfrutándole yo a él, fingir ser una perra hasta el punto de serlo... no me parecía tan mala idea.

Hasta que llegué a su casa y empezó a comportarse como un Amo y me entraron los siete males,  obedecer es una mierda. le quita todo lo guay al sexo. Su polla estaba riquísima y su voz me ponía mogollón, era súper sexy, autoritaria pero adorable. 

- Ponte a cuatro patas en esa mesa, apoya la cabeza y mueve el culito alegremente - dijo despacio con su voz de locutor de radio.

"Puffff, esto me está costando horrores." - me decía a mi mismo. 

"Tranquilo sólo tienes que mover el culo como lo haces siempre cuando escuchas Kylie en tu habitación, se te da bien, sigue Leo y conseguiras que te folle que es a lo que has venido, mueve ese culo para el Amo." 

"Joder, esto es un ejemplo claro de humillación y de arrastrarse, no me mola nada"

"Tranquilo, este Amo no es tan duro, es súper educado, le falta perdir las cosas por favor, dale lo que pide y te dará lo que venías a buscar"

"Sí, pero... que no me vuelva a llamar perrita buena porque le muerdo!"

Me tuvo chupándole la polla un rato, no mucho más que cualquier amante normal, eso sí, con la puta diferencia de estar llamándome perrita todo el rato y yo ya rabiaba.

¿Por qué me había metido en eso? Recordé mi plan, que estaba representando un papel para probar esa polla y ese cuerpazo,  y me volví a centrar en el papel todo lo posible. Si lo pensaba fríamente no estaba sucediendo nada fuera de lo común, no hubo insultos, ni golpes, ni gritos. Era de hecho como cuando vas al médico y recibes órdenes en plan desnúdese, abra las piernas y déjese hacer... Nada que debiera sacarme de quicio realmente.
- Tienes cara de pillín, qué estás pensando - me preguntó. 
- Nada, es que no quiero chupar más, ¿aquí cuando se la follan a una? - respondí con mi sonrisa de "enamórate ya y saca los condones".
- ¿Quiere follar la perrita? ¿Quiere sentir al Amo?  
- Sí, pero antes chúpame un poco el culo para que se me abra bien, es que si no está muy tenso y me hace daño. (Por favor Amo) - ese por favor me costó horrores.
Esperaba que él estuviera lo suficiente cachondo para tolerarme esa "impertinencia". Tampoco soy el primer esclavo que acaba llevando las riendas.

- Chupándome el culo con los ojos cerrados y la lengua fuera no pareces tan duro eh - le dije cundo llevaba un buen rato lamiéndome el ojete.
- Está muy rico perrita.

Me revolví y puse mi cara frente a la suya.
- No suelo besar a chicos que acaban de estar chupando culo, pero si eso hace que me dejes de llamar perrita....
Y le besé con todas mi ganas. Ñam, rico, era cierto lo que decía, ¿será posible que mi culo sepa... como a "fresco"? a mí me supo a eso.

Se puso el condón y me folló con toda la educación que le caracteriza, parando cuando me dolía, preguntando qué tal, y con la intención de hacer que me corriera, seguramente como Amo lo hubiera hecho exactamente igual, pero llamándome perra, me alegré de aclarar ese punto.

- ¿Te han hecho comerte tu semen, Leo?
- No... jamás - mentí a medias, porque casi siempre me como mi semen, pero era verdad que no me lo había ordenador nadie, lo hacía por mi propia iniciativa.
- Córrete en mi mano, y luego la lames toda - dijo con sus modales de urólogo.
- ¿En serio?... "amo" - dije ironizando mucho con la voz. 

Cuando salí de mi casa no me esperaba tanta atención por su parte a mi disfrute, así da gusto ser una perra, creo que debería hacerlo más veces. Ese tío bueno me estaba dando sexo de calidad superior, ¿cómo no iba a estar agradecido? 

- Gracias Amo... - dije con muchísima sinceridad justo antes de correrme en su mano. Apretando el culo al correrme y sintiendo ahí su rabo.
- Toma, Leo, chupa tu leche, mira qué blanquita te ha salido.

Y relamí y relamí sin fingir nada en absoluto, con las mismas ganas con las que lo hago siempre, recuperando el aliento y con cara de vulnerable, como siempre que me corro bien.

Así que... he aprendido una cosa, ser una perra en la mayoría de los casos es sólo una cuestión de nomenclatura, en realidad muchas veces es sexo normal con activos normales y pasivos que fingen ser perras.

O quizás... la verdad es que muchos somos perras evitando llamar las cosas por su nombre.

Las etiquetas son un asco. Aunque mira, a veces te facilitan el camino. El próximo día puede que hasta me deje dar azotes.

lunes, 16 de junio de 2014

El pelo da vigor


¡Comprobado! Cuando no me afeito la barba en un mes, si además va unido a tener todo el vello que me corresponde genéticamente sin ponerle remedio, me pongo a cien mil. Me di cuenta cuando estaba en el gimnasio con una camiseta blanca finita que al sudarla empezó a delatar lo peludo que soy. Me vi en el espejo y me sentí desnudo, molaba!

Viernes a las nueve de la tarde, mi gimnasio estaba vacío, me hice una sesión de selfies por todas partes, de vez en cuando aparecía el señor de la limpieza para cortarme el rollo. Pero mi cachondismo seguía subiendo. No me iba a conformar con una pajita, ese día no.

Lancé algunos cebos por whatsapp, y recordé que OsoCasado me había mandado un mensaje una semana antes pero yo no pude quedar ese día, así que le pregunté si quería plan. Como no tenía sitio propuso irnos por ahí a follar al aire libre. Sí!! me molaba el plan.

Desarrollamos la fantasía un rato, pero al final le empezó a parecer imposible salir de su casa sin levantar sospechas. Me dejó con el cruising privado en los labios, y empecé a rabiar ¿qué posibilidades de hacer ese plan con alguien en el que confíe esa misma noche? Quería sentirme peludo y follado al aire libre.

Lancé mi cañita a aquel vecino con el que jugué a Atrevimiento o Castigo con el que estuve desnudo en su portal, recordáis? Pues él estaba a punto de salir en una hora por ahí con sus amigos, pero si me daba prisa nos daba tiempo a quitarme el mono de sexo. Y tiene terraza en un último piso, no es que sea muy natural, pero al menos no hay techo!

El nudista de portal se ha cortado el pelo y estaba muy guapo, pero el muy estúpido se ha depilado todo el cuerpo, casi me entró un bajón... pero en cuanto vi que el chico estaba encantado con mi visita y empezamos a besarnos, se lo perdoné.

- Tenemos que follar en la terraza eh - le dije.
- ¿Prometes gemir como una perra?
- No... pero prometo que si me gusta lo vas a saber.
- Déjame comerte ese culo de peluche.

Pocas veces me he visto la polla tan dura como esa noche, de esas veces que está a tope de firme y generando tanto líquido preseminal. Que el chico estuviera depilado me daba hasta un poco de repelús, la verdad, pero eso me hacía más velludo a mí, y eso me ponía. Mi morbo se retroalimentaba por sí solo, creo que aunque hubiera estado con alguien menos sexy yo hubiera estado igual de cachondo. No es que esté menospreciando a mi acompañante, en absoluto porque es un encanto, pero en ese momento cualquier hombre de cualquier tipo físico podría satisfacerme.

Al final no grité como una perra, pero cuando follándome el chico me acariciaba todo el cuerpo me corrí como una bestia. Y él también...

- Callaaaa!! - dije espantado con sus gemidos en la terraza haciendo eco por la calle.
- Cállate tú, si tú tienes la culpa de que estemos en plena calle y por ponerme tan cachondo y gritón - me respondió - Si no quieres que haga tanto ruido no tengas el culo tan suave y caliente.

Desde luego en ese momento me quedó claro, cualquier amante no sirve, cuando te sale uno simpático es un gustazo. Me volvió a apetecer follar con él en ese mismo momento para que volviera a decir aquello.

- Lo siento pero me tengo que duchar, ya sabes que he quedado.
- Pero si no querrías estar más rato conmigo no? - pregunté sintiendome un poco expulsado de allí.
- Estás para raptarte y atarte a la barandilla de la terraza. Vente el domingo con el pubis recortado.

Me tapé la entrepierna avergonzado.

- Pero la barba no me la quito eh!
- Sólo un poco el pubis, por fa.

Lo haré, pero tengo que decir que con el pelo estoy más feliz, la verdad, con lo blanco que soy, cuando me quito el pelo me siento como un raro. Y el pelo me da calor pero también vigor, me pongo cachondo mucho más rápido.

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