miércoles, 16 de julio de 2014

Cuernos en Madrid


Este año ha sido un buen Orgullo, aunque no he podido a ver a todo el mundo que me gustaría, entre otras cosas porque soy un chico trabajador y no he podido tener la libertad que he tenido siempre en el Orgullo. 

El miércoles fui con el chico al que hacen bullying en clase (he escrito un post sobre él hace unos meses) a ver a su nuestro ídolo Conchita Wurst en el pregón, para celebrar el Orgullo y sus vacaciones que para él es la libertad de sus putos compañeros. Me sentía un poco raro con un chico 10 años más joven que yo, pensaba... si podría ser mi hijo! Pero la verdad es que somos buenos amigos, soy como su hermano mayor y en el fondo... debo reconocer que no me cuesta nada encajar con los gustos de un adolescente, llámalo inmadurez o efectos de la generación perdida. 

Y me centraré en lo sexy, que para eso es el tema del blog.

El jueves quedé con Oso Casado, no le veía desde 2012, sigue casado y su hijo ya anda. Esta vez si que no me sentí culpable... total... se ha puesto en serio con lo del sexo gay fuera del matrimonio, y él es el que me llama, así que... Dios me libre. Seguramente su mujer no merece que le pongan los cuernos aunque no hacen el amor juntos desde hace años. Oso Casado me pone mucho, a mi que me cuesta a veces correrme, con él me tengo que aguantar para no terminar demasiado pronto. 

¿Os acordáis de Jean Paul, aquel fotógrafo francés que vive en Londres y que conocí en una Vogue's Fashion Night Out en Madrid con el que después pasé unos días en Navidad en 2010 en París, que me dejó solo una noche y le puse los cuernos en nuestra propia cama de hotel con un cachas al que no le entendía un "mot"? Pues vino el viernes, el caso es que hemos quedado después de tantos años de Skype y cibercoqueteo. En realidad no ha venido por mí sino por sus amigos pero como viajero que es tendrá a uno en cada puerto, y yo soy el del Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Hemos hablado más que follado, aunque follado también! Ha sido tan romántico como lo fue aquella Navidad y no se merece que le pongan los cuernos.

También ha venido Leñador, aquel osete con el que hice un trío en la Sauna Premium en 2012, entre otras citas sin un tercero ese mismo año. Quedé con él el domingo poco después de despedirme de Jean Paul con final feliz, Leñador siempre se merece un momento de mi tiempo y me gusta mucho, pero tiene algo que me pone nevioso, vamos, que me dan unos gatillazos gigantes, creo que es demasiado mi tipo para que me pueda relajar, y además me he enterado de que tiene novio, no sabría explicar cómo me impactó aquella buenimala noticia.
- Pero yo te gusto más, a que sí? - le pregunté desnudo, tumbado, debajo de su cuerpo peludo.
No sé lo que respondió, algo inteligente y que le salvó la vida, pero por un momento me permití pensar que era verdad, total, allí estaba conmigo en vez de con su novio y me permití creer en mi propia mentira. Seguramente el novio tampoco merezca que le pongan los cuernos. Teníamos demasiado calor para disfrutar de estar caliente. No me pude correr con él.

El Escort que conocí hace años también estaba en Madrid esa noche y quedé con él en menos que canta un gallo, no le veía desde aquella vez en 2012 cuando me invitó a una de las fiestas de famosos que frecuenta por su "trabajo". Sabía que no me iba a cobrar y yo tenía la vena de periodista a flor de piel y quizás con él podría correrme esa noche.
- ¿Cómo vive un escort el Orgullo Gay, a caso hay trabajo con la cantidad de chicos gratis que invaden la ciudad? - le pregunté mientras le pajeaba. 
- Siempre hay trabajo, contratar a un escort no es sólo una cuestión de necesidad, también nos contratan por morbo. - contestó. 
- ¿Has trabajado mucho? 
- Sí, pero tengo fuerzas para ti - viendo lo dura que la tenía... entendí que su potencia era imprescindible para su trabajo. Yo era el tercero ese día y yo estaba mucho más agotado que él. Por eso él es Escort y yo no. 
- ¿Cuánto has ganado este Orgullo? - mi sangre de periodista fluía por mi cuerpo a toda velocidad 
- Más que tú en un mes en ese trabajo de mierda que tienes. 
- Eres una mala influencia, siempre has intentado que me interese por ser escort. 
- Qué fácil eres, Leo! ¿Si compartimos 350€ para los dos por un rato con un casado vendrías? Conmigo no te va a pasar nada malo, todo bueno. 
- Me lo pensaré mientras me follas de pie en medio de este salón, prometo poner el ojete a la altura perfecta. 
- Vendrías y lo sabes. ¿Cuántos videojuegos podrías comprarte al acabar con el cliente? 
- Sólo tres o cuatro, depende. 
- Piénsatelo, Leo, piénsatelo! - decía mientras me envestía y a mi se me cargaban las piernas en esa posición. 
- Hagamos un perfil pero no prometo nada. Y déjame en paz, no puedo pensar mientras me follan.
El Orgullo me ha dejado una sensación de zarandeo increíble. ¿Es esto lo que deseo, volar de flor en flor esquivando cuernos...? Y lo que me faltaba, ser chapero... Lo que sí tengo es un síndrome de Pretty Woman muy fuerte, todos los días sueño con que alguien me retira de las calles, que en este Orgullo eran tan peligrosas como los San Fermines, cuerno por aquí, cuerno por allá.

miércoles, 2 de julio de 2014

Salir a tomar el fresco


Salí de mi casa vestido con unos pantalones cortos de deporte que pudiera quitarme sin tener que descalzarme, un polo y sin calzoncillos, porque había quedado con un vecino para ir a tomar el fresco al aire libre. 

Mi vecino me esperaba en su coche también listo para ir al Cerro de los Ángeles. Era la primera vez que iba a esa zona de cruising, aunque como siempre que me acerco a una, lo hice con la condición de no meternos en el jaleo.

Cuando llegamos tuve muchos reparos de alejarme del coche, pero dejamos el coche atrás y nos adentramos en un pinar, de repente apareció una mesa de merendero apartada. La zona estaba llena de cintas de plástico que iban de árbol a árbol, como guías de una cuadrícula o algo así. 
- Venga, desnudémonos - dijo el vecino.
Lo hicimos, yo me moría de miedo, las cintas no dejaban de hacer sonidos de pasos en la tierra y cada vez que pasaba un coche por el camino creía que venía la policía a detenernos y llevarnos a comisaría tapados con unas mantas plateadas de esas. Nos besamos y empecé a sentir el morbo de estar caliente al fresco, qué buen plan me pareció, pero yo allí tan desnudo me sentí como si me estuviera pasando de la raya...

Mi vecino me empezó a chupar la polla y dejé de pensar con la cabeza, me daban igual las luces y después de 15 minutos me di cuenta de que allí no nos iba a pillar nadie en toda la noche, así que me tumbé en la mesa de madera, abriendo mis sentidos, mis piernas y mis brazos y me dejé merendar allí. Desnudo con las zapatillas, y ya sabéis algunos lo que me pone hacer sexo calzado, añade los pinos y el cielo y os juro que gemí más que en mi vida, y no por poner cachondo a mi compi, es que no podía evitarlo, me molan los gemidos que me salen de puro placer, me salen muy sexys.

Luego me tumbé de lado y me merendé la polla del vecino mientras él me hacía dedos lentamente. Odio los dedos... al poco rato siempre duelen por mucha saliva que pongas y empecé a cambiar gemidos por quejidos.
- ¿Qué te pasa guapo?
- Me raspas con los dedos!! soy muy estrecho... - le dije.
- ¿Estrecho? pero si ya te estoy metiendo 3 dedos y entran solos... - dijo entre risas.
- MENTIRA!! - dije ofendido. Supongo que si lo decía es que era verdad, pero me sentí insultado.
Fingí que quería zafarme y huir de él, sólo para que creyera que era él el que me estaba dando la vuelta y se le ocurriera comerme el culo... funcionó!

Allí estaba yo, desnudo sobre un merendero con la cara de mi vecino entre mis peludos gluteos, gimiendo sin ningún pudor. Me relajé mogollón, con el culo extremadamente limpio, uno puede permitirse ese lujo, y me empezaron a entrar ganas de que me follara. 

El vecino me dio la vuelta, me puso las piernas en plan ginecólogo y empezó otra vez con el puto dedo... pero HUMMMMM.
- ¿Qué estás haciendo? - dije con la voz entrecortada de placer.
- ¿Qué pasa... ehh, te está gustando? - dijo apretando más.
Era el punto G, estoy seguro, sentía aquella sensación desde el interior de mi culo hasta la punta del rabo, era como una presión vibrante, y como si mi polla estuviera más conectada a mi cuerpo que nunca. 
- Mira como se te está poniendo el platanito - dijo (es que tiene forma de plátano).
Intenté encontrármelo por mi mismo en aquel momento, lo he tocado otras veces yo solo, pero sin saber exactamente el sitio, y desde luego no era tan tan tan bueno como lo que me hacía él, quizás tocar el punto G en un escenario morboso tiene más efecto que en tu propia habitación.

Una pareja de chicos que había estado allí quizás antes de nuestra llegada pasó a varios metros, creo que ni nos vieron, igual que casi ni nosotros los vimos, pero nos cortó el rollo. 
- ¿Quieres que te haga el amor? - me preguntó.
Yo le dije que sí con la mirada. Le hice una mamada que le devolvió a la vida en un periquete, luego me la chupó él,  nos empezamos a besar, yo sentado en el merendero con mis piernas al rededor de su cuerpo y de repente se corrió en todo mi pubis... (cuando eres peludo eso es una mala idea), me pajeé mientras el vecino me miraba estirado en la mesa bajo las sombras de los árboles. Me corrí, cogí toda la leche que pude de mi pubis y la disparé hacia la nada con un movimiento brusco.

Y por eso la gente cuando va a un merendero debe llevar mantel!

Miré el reloj, estuvimos DOS horas, el tiempo vuela cuando tomas el fresco. Flipé, habíamos estado desnudos dos horas al aire libre... cuando salí de casa pensé que no conseguiríamos hacer nudismo más de 10 ó 15 minutos antes de entrar en pánico y abandonar la idea.

Cuando volvimos al coche, le pedí dar una vuelta por la zona de cruising, y vi un poco el rollito. Vi a dos chicos por allí dando vueltas que se acercaron al coche, eran muy jóvenes, como de 25 y bastante guapos, pensaba que ese tipo de jóvenes escaseaba en el cruising. En otro coche había unas piernas en calzoncillos, también parecían de joven. También vi a otro joven con buen tipo que iba con una linterna entre los pinos.
- Cuando cumpla 28 a lo mejor me atrevo a que nos metamos por aquí - le dije.
- Pero que solo miren eh.
- Lo de tocar, a los 29...
Me dejó en casa y me puse a buscar el punto G sin éxito, tendré que volver a llamar al vecino un día de estos. El vecino dice que tengo que buscar un bultito a pocos cm de profundidad, dice que a mí se me nota muy bien... pero no lo identifico!!

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